Impactos de la asamblea nacional constituyente en la vida de la gente

Manuel Gómez Naranjo, 30 julio 2017


La implantación de una Asamblea Nacional Constituyente (ANC) de manera ilegítima y en contra de la voluntad de la mayoría de los venezolanos, va tener (y está teniendo) unas consecuencias devastadoras para la población. La promesa –a todas luces irracional- de que la ANC traería la paz y resolvería la grave crisis social y económica que afecta al país, realmente producirá unos efectos contrarios de dimensiones dramáticas para el común de la gente. 
Si tomáramos a un ciudadano cualquiera e hiciéramos un seguimiento sobre sus actividades cotidianas la situación sería más o menos así: Elciudadano se levanta con la incertidumbre de sí podrá llegar a su trabajo porque es bastante probable que la gente esté realizando, con toda razón, protestas públicas en procura que se restablezca el orden constitucional. Si logra salir a la calle probablemente se consiga con la sorpresa del aumento de los pasajes porque el precio de todos los bienes y servicios se disparará una velocidad sin precedentes en Venezuela.  
Es posible que ese ciudadano no tenga el efectivo suficiente o los billetes adecuados.Hay autobuseros que ya no aceptan billetes de baja denominación aunque son esos billetes los que entregan los bancos. Y es que el efectivo se ha convertido en un bien escaso en el mercado y como tal se vuelve inaccesible y caro. Los billetes salen del banco pero no vuelven porque la gente los utiliza para “vender efectivo” cobrando entre el 10 y el 25 %. Lo que explica esta escasez de efectivo es que debido a la brutal inflación se cambió el cono monetario pero no se imprimieron suficientes billetes porque, aparentemente, el gobierno no tiene para pagar la impresión de los nuevos billetes. En estos momentos los bancos más grandes están entregando como máximo entre 20 y 30 mil bolívares. Hay que tomar en cuenta que un litro de aceite –al día de hoy- cuesta 26 mil bolívares.
Ese ciudadano posiblemente pueda ir a un Centro Comercial y los dependientes se nieguen a venderle los productos que exhiben porque la devaluación de la moneda será tan brutal que no tendrán referentes para saber cuáles serán sus costos de reposición. Y si concedieran vendérselo a un precio sorprendentemente elevado es posible que el Punto de Venta no funcione porque las “líneas estarán caídas” consecuencia de la falta de inversión en la infraestructura tecnológica controlada por el Estado.  
Ese ciudadano verá agravada la situación para acceder a los servicios de salud públicos y privados) porque se acentuará la escasez de insumos y medicinas, la insuficiencia de personal idóneo (se incrementará la migración de profesionales) y la falta de equipos que se han venido dañando por la falta de repuestos. 
Ese ciudadano probablemente necesite hacer un viaje al interior o al exterior para lo cual tendrá que enfrentar una serie de vicisitudes difíciles de resolver: las líneas aéreas son cada vez más escasas, así como lo autobuses y los taxis. En caso de que logre viajar tendrá que enfrentar los “controles de seguridad” del gobierno, las carreteras destruidas y la delincuencia desatada (la de los malandros privados y los de la fuerza pública) 
Buscará este ciudadano respuestas en los medios de comunicación para aliviar la incertidumbre y solo encontrará el silencio impuesto por la férrea censura del gobierno con la plena aprobación y satisfacción de la ANC que se sentirá a sus anchas para regular la vida de las personas hasta en sus más nimios gestos. Buscará angustiado en las Redes Sociales hasta que un día la omnipotente ANC decida cortar de raíz el acceso a estos recursos alternativos de información para que la noche oscura y el silencio arropen a la sociedad entera. 
Pero a este ciudadano todavía le puede quedar el recurso de acudir a las instituciones públicas para exigir respeto a sus derechos, a la democracia, a su individualidad y solo encontrará reglas deshilachadas de lo que una vez fueron instituciones que proponían cierta certidumbre. Habrá llegado lo que nos habían prometido: el fin absoluto de la libertad y la justicia. 
Este ciudadano seguramente verá pasar ante sus ojos muchedumbres hambrientas buscando en la basura retallones de comida podridos y malolientes. Verá como crecen las colas ante los supermercados medios vacíos. Mirará gente llorar ante la impotencia que impone la miseria y la desesperanza, y contemplará asombrado a millares de familias escapando por las fronteras de este horror impuesto por una ANC que se diseñó, supuestamente, para traer paz y bienestar. 
Ese ciudadano tal vez alcance a ver las consecuencias de un pueblo enfurecido y acorralado por la ignominia.  

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