Francisco J. Calvani A.
agosto - 2017
ALGUNAS CONSTATACIONES INICIALES …
La actual administración
del Estado se ha interesado, desde su llegada al poder, por atender e
involucrarse con el hecho alimentario en todos los eslabones de la «cadena
alimentaria». Aun más, una parte importante del discurso oficial ha estado
centrado en el logro de una adecuada «seguridad alimentaria» a través del
respeto de la «soberanía alimentaria», es decir a partir de nuestros propios
recursos nacionales.
Muchos han sido los
lineamientos, las Políticas, y hasta desvaríos, que el Estado ha adoptado en
esta materia … Hasta
una ley de Soberanía Alimentaria y un malhabido reconocimiento de la FAO hemos
llegado a tener …
Y …, desgraciadamente, en
estos últimos años, especialmente a partir del 2014, el funcionamiento de esta
«cadena alimentaria» se ha ido debilitando sustantivamente. Las situaciones de
escasez de alimentos, inicialmente puntuales o de algunos productos
específicos, se han venido progresivamente generalizando y profundizando, hasta
el punto que las colas a la entrada de los distintos lugares de abastecimiento
alimentario son un hecho cotidiano, reflejando un total disfuncionamiento de
todo el aparataje alimentario del país.
La reciente creación e
impulso de los "Consejos Locales de Abastecimiento y Producción"
(CLAP) terminan siendo una aberración institucional, desde todo punto de vista.
Al analizarlos desde la óptica del funcionamiento de la «cadena alimentaria»,
se distorsiona y desnaturaliza la distribución de alimentos.
El Estado se apropia, a
través de los hechos, de dicha distribución, al obligar a las estructuras
naturales de la «cadena alimentaria», llaménse productores, o agroindustrias, o
supermercados y abastos, a entregarle una serie de productos alimentarios
básicos, para ser, luego entregados a unas «pseudo-estructuras privadas», los
CLAP's, creadas al calor de la premura y de la improvisación, para que éstas se
encarguen de la distribución y venta de dichos productos. Al final, todo ello
da pie a una serie de comportamientos disfuncionales, y a numerosos acuerdos
«informales», que rayan con las normas éticas y las buenas costumbres.
Prácticamente, se tira por
la borda complejas, heterógeneas y extensas redes de distribución de alimentos,
que aun siendo imperfectas, y hasta deficientes, permitían mal que bien,
«entregar» al consumidor final, tanto «rico» como «pobre», los alimentos de su
interés.
Con el advenimiento de los
CLAP's se ha ido aniquilando la antigüa red oficial de
distribución de alimentos (Mercales y Pedevales), así como se ha ido
desfigurando la tradicional red privada de distribución de alimentos. Esta
«informalización» de la distribución alimentaria, puesta en manos inexpertas,
poco conocedoras del oficio, no ha hecho más que exacerbar las inequidades, y
contribuir con la inflación al permitir la «institucionalización» de precios
«bachaqueados».
ALGUNAS PINCELADAS CONCEPTUALES PARA SU INTERPRETACION
En la búsqueda de criterios de juicio que nos
permitan una mejor comprensión de estos hechos, veámos qué nos dicen los
conocedores del oficio alimentario …
Atender y resolver las necesidades alimentarias
de cualquier poblacíón en cualquier lugar del mundo no resulta una tarea fácil,
la cual, de ordinario, exige la contribución y participación de múltiples
actores, incluyendo al Estado. Adicionalmente, la alimentación del ser humano
no constituye un hecho sencillo, ya que para su adecuada y sana satisfacción se
requieren diversos tipos de alimentos, en composición, en cantidad y en calidad.
La expresión «del campo a la mesa» revela el
largo y complejo proceso, por el que atraviesan todos aquellos productos, que
después de su acondicionamiento y/o procesamiento, terminan convirtiéndose en
alimentos, necesarios para el adecuado desarrollo de toda población.
Dada la especificidad y complejidad de este
proceso, generalmente se distinguen, de manera esquemática, 3 momentos, a lo
largo de esta «ruta alimentaria». En un 1er momento, nos encontramos con la
producción primaria o la agricultura, en un sentido amplio. A continuación,
muchos de estos productos tienen que ser acondicionados y/o procesados para
poder ser consumidos, constituyendo éste un 2do momento. Para que dichos
alimentos puedan estar disponibles al consumidor, destino final de todo este
esfuerzo agroproductivo, ellos tienen que ser distribuidos de numerosas y
variadas maneras, según la naturaleza y composición de dichos alimentos;
ocurriendo, así, un 3er momento, de distribución y comercialización. Ya, en
este punto, se supone que, la población en tanto que consumidores finales
pueden acceder a los alimentos necesarios para la satisfacción de sus
necesidades alimentarias.
Si se añade la contribución del comercio
exterior, como suministrador de materias primas o de alimentos en cualquier
punto de esta «cadena alimentaria», tendríamos un 4to momento.
Pues bien, … estamos ante una «cadena
alimentaria» tremendamente heterógenea y compleja … y cuán difícil resulta
alcanzar la tan anhelada «seguridad alimentaria» !!
FINALMENTE, ALGUNAS REFLEXIONES DE CARA A LA DISPOSICION DEL PAN NUESTRO DE CADA DIA
Y, mientras más tratamos de entender a los
CLAP's, más nos confundimos … !!
Si el interés fuese de
sustituir o de crear un nuevo sistema de distribución de alimentos, éste
tendría que tomar en cuenta, al menos, una serie de criterios espaciales,
técnicos, logísticos, económicos y sociales, que no se observan en el actual funcionamiento
de este novedoso y particular sistema de distribución alimentaria, entre los
cuales se destacan los siguientes:
-
EL funcionamiento del sistema reside
en dos grandes componentes, un tanto aislados de lo que representa y significa
la noción de «cadena alimentaria», antes evocada. Por un lado, la presencia de
una serie de CLAP's, inequitativamente distribuídos, donde muchos de sus
integrantes desconocen o no manejan adecuadamente las particularidades y
complejidades del «oficio» de la distribución alimentaria. Y, por otro lado,
una estructura de abastecimiento centrada y dirigida desde el Estado, en la
cual no se percibe con claridad los diversos matices de su operatividad.
En momentos, pareciera que, una parte de
los alimentos provienen de lo que aún queda de la industria alimentaria
nacional o de las redes formales de abastecimiento. Mientras que, en otros
momentos, otra parte de los alimentos, y al parecer de manera creciente,
proviene del exterior, de otros países, no siempre acordes a nuestros gustos y
sabores.
- Todo parece indicar que, una parte importante del funcionamiento
de estos CLAP reside en el aporte voluntario de muchas de las personas
involucradas, y en una buena dosis de confianza, de parte de los destinatarios
finales, actualmente impregnada de desconfianza y escepticismo, ante las
múltiples inconsistencias e irregularidades en su operación cotidiana.
A final de cuentas, la dinámica diaria de este
nuevo sistema, supuestamente de distribución de bienes alimentarios, se orienta
preferentemente hacia la cooptación y sumisión de voluntades a las políticas
gubernamentales, a cambio de una bolsa o caja de comida … Algo así sucedió en
las épocas bíblicas, cuando Caín y Abel se pelearon por un simple plato de lentejas
…
Finalmente, se termina trastocando
sustantivamente la naturaleza y razón de ser de la «cadena alimentaria» del
país, socavando valores fundamentales para su funcionamiento y permanencia,
tales como la credibilidad, la confianza y la reciprocidad entre los distintos
actores que forman parte y dan vida a dicho «flujo alimentario», tan básico y
fundamental para la vida de cualquier sociedad o país.
Los CLAP's terminan, a la larga, siendo una
estructura inmanejable e insostenible en el tiempo; algo así como una suerte de
«realismo mágico» y utópico, propio de los precursores del socialismo de los
siglos XVII y XVIII .......